domingo, 13 de septiembre de 2009

Nuestra América de Pie - Plataforma 2009

Cuando los pueblos avanzan, las fuerzas de la reacción salen de sus oscuros laberintos y se muestran con toda la brutalidad que las caracteriza.
El golpe de Estado en Honduras y la instalación de las 7 bases estadounidenses en Colombia no son más que eso, un intento desesperado por poner límite al avance de los pueblos de Nuestra América, que se expresa, entre otras cosas, en la consolidación y ampliación del ALBA y en la vigencia de movimientos sociales como los zapatistas en México y el MST brasilero, que, con más de 20 años de historia, continúan creando poder popular por fuera del andamiaje estatal.
Las burguesías regionales se encuentran en un claro proceso de reordenamiento y fortalecimiento basado en un modelo de saqueo y contaminación de los bienes comunes.
Por eso, América Latina ha llegado hoy a una encrucijada en la que debe decidirse entre profundizar políticas que enfrenten al imperialismo y resguarden las fuentes de vida de su población, o acomodarse a lo que propone la derecha para esta fase del capitalismo.
Es entonces necesario no dejar que el golpe en Honduras se naturalice y apoyar activa y fuertemente las movilizaciones del pueblo hondureño por la restitución sin condicionamientos de su Presidente, Manuel Zelaya. Es necesario también entender que este golpe no es un caso aislado sino un mensaje claro a los países que desafían al imperio y que vienen realizando procesos de profunda transformación, como Cuba, Venezuela, Bolivia, e incipientemente Ecuador que se enfrentan a una derecha destituyente y secesionista.
Así, lo nuevo que aún no termina de nacer sólo será obra de la más plena movilización de los sectores subalternos, para así, en toda América, emprender y radicalizar procesos de transformación hacia el socialismo.

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